29/6/2010

La posibilidad de un árbol

Por Ivory W

Los filósofos griegos idolatraban la extravagancia del círculo, pero se aferraron a la lógica lineal; consideraban que la linealidad era pura y perfecta, la causa explicaba el efecto y los problemas tenían un principio y un fin. El paradigma de pensamiento lineal y clásico sólo comenzó a ser cuestionado en el siglo XX, a pesar de que la propia máquina de cuestionar, es decir, el cerebro humano, es en sí mismo un cosmos circular —todas las neuronas poseen a la vez entradas y salidas de información— y además funciona mediante procesos cibernéticos.1 En cibernética, la causa y el efecto no tienen importancia, sólo el proceso y el equilibrio la tienen.


La cibernética es la ciencia de los sistemas de comunicación y control autorreguladores en los seres vivos y en las máquinas.2 Es una disciplina transversal que atrae el interés de matemáticos, ingenieros, fisiólogos, biólogos, psicólogos e incluso filósofos. La palabra deriva etimológicamente del griego kybernetes, cuyo significado es ‘timonel’. Fue el matemático norteamericano Norbert Wiener quien puso el término en circulación, tras la Segunda Guerra Mundial. Las máquinas se habían hecho realmente sofisticadas y empezaban a imitar ciertos aspectos del pensamiento humano. Parecía un vocablo afortunado porque la función primaria de muchos sistemas cibernéticos es mantener el rumbo óptimo a través de condiciones cambiantes para arribar a un objetivo o puerto determinado.3

1.El reloj de la sabiduría, de Francisco Mora, Ed. Alianza. Madrid, 2002
2.Gaia. Una nueva visión de la vida sobre la Tierra, de James Lovelock. Ed. Orbis. Barcelona, 1986
3.Íbidem.

Como las condiciones no son constantes y cambian continuamente, surge uno de los principios fundamentales de la cibernética: la retroalimentación, la cual puede ser negativa o positiva. Un termostato es un ejemplo de retroalimentación negativa —un aumento de temperatura por encima del valor deseado supone una disminución parcial o total del suministro de calor, y así la temperatura tiende a mantener un valor constante. Cuando la retroalimentación es positiva, al sobrepasarse el valor óptimo, la producción aumenta, alejándose continuamente del valor deseado, desestabilizando el sistema y provocando su inminente colapso. Todo dispositivo que emplea retroalimentación negativa se considera auto-regulable y ‘operado por el error’. Este tipo describe la acción de mecanismos pero también puede emplearse para describir ciertas características del funcionamiento de los organismos. La tendencia al mantenimiento del equilibrio corporal (por ejemplo, temperatura constante, contenido constante de agua y de azúcar en la sangre, etc) se denomina homeostasis y es otro de los principios básicos de la cibernética.4

4.La Cibernética. Cerebros y máquinas, de Wladyslaw Sluckin.
La vida como termostato

Quería hablar de la cibernética a propósito de las proyecciones de futuro. El conjunto de variables que constituyen nuestro entorno y realidad puede ser entendido como sistema cibernético.

A partir del nuevo paradigma que le ofreció esta disciplina, entre otras observaciones cosmológicas, el científico británico James Lovelock desarrolló su hipótesis llamada Gaia. Propuso que la atmósfera terrestre debía su composición a la especial relación que se establece entre los seres vivos y el medio inorgánico que los rodea.5 Descubrió que la vida no sólo se adapta a las condiciones dadas de su entorno sino que también modifica y estabiliza tales condiciones, con el fin de proliferar y perpetuarse a sí misma. La vida es un termostato para el entorno donde fertiliza. El error de Descartes de separar el cuerpo de la mente había sido extrapolado a la segregación de la vida de sus humus.6 Dividir y restar fueron las operaciones habituales durante siglos, en vez de considerar la infinitud de la suma y la multiplicación. La clave para entender los sistemas cibernéticos es tener muy presente que son siempre superiores a la suma de las partes que los constituyen. La coordinación equilibrada de un caudal de datos en sistemas organizados dinámicamente en red, puede provocar la emergencia de propiedades complejas. La evolución de reglas simples a complejas es lo que llamamos emergencia y es otro de los paradigmas que dan forma conceptual a nuestra época.7

También nuestra actuación sobre el sistema puede entenderse a la luz de la cibernética. Somos especialmente capaces de introducir cambios y modificaciones con nuestras actuaciones sociales, tecnológicas, energéticas, económicas y políticas, además de ser modificados por él. La compleja realidad, como círculo, e incluso como espiral, se proyecta hacia el futuro, cibernética e inexorablemente.

5.‘En las sombras de la cultura’, por B. Goodwin en el libro editado por Max Brockman, ‘Próximos 50 años’
6.El error de Descartes, de Antonio Damasio.
7.Sistemas emergentes, de Steven Johnson.
Visiones indiciales

Chris Luebkeman, director de Predicciones Globales e Innovación del ARUP Group, en una conferencia sobre Futuros Posibles, presentó un diagrama con cuatro visiones proyectadas, según la combinación de dos variables: el Índice de Desarrollo Humano (HDI) y la Salud Planetaria (PH).8 El HDI tiene en cuenta la esperanza de vida al nacer (salud + longevidad), la alfabetización en adultos (niveles e instituciones educativas) y el nivel de vida. El PH tiene en cuenta el número de especies, la biodiversidad, la polución, la abundancia y la fertilidad.

En su exposición, Luebkeman denominó ‘burbuja egoísta’ a un mundo de futuro con un HDI alto y un PH bajo: un mundo basado en el crecimiento y el consumo a destajo, a costa de la degradación medioambiental y el agotamiento de los recursos –énfasis en las soluciones tecnológicas y en la competencia exagerada por los recursos que hace que la brecha de la riqueza aumente. Denominó ‘criminalización del carbono’ a lo contrario, a un mundo con un PH alto y un HDI bajo: se produce una descarbonización bajo los auspicios de un gobierno global poderoso que planifica y controla sin considerar como prioridades ni la salud ni el bienestar social, lo que aumenta la brecha de la riqueza hasta el extremo – la seguridad está reservada a unos pocos y los bancos especulan con cuentas de carbono personal. A un mundo con un HDI y un PH bajos lo denominó ‘vórtex de desesperación’: un escenario duro basado en economías de subsistencia en medio de un colapso ecológico y económico, con migraciones masivas y gobiernos y tratados internacionales débiles. Y, por último, su cuarto escenario, ‘la era ecológica’, estaría basado en un HDI y un PH altos: un mundo basado en la cooperación global y en la revolución de la energía eficiente, centrado en la salud y el bienestar y en el que disminuyen la brecha digital y la brecha de la riqueza.

Estos cuatro futuros, como dijo Luebkeman, ya nos acechan de alguna manera porque podemos percibir sus características incipientes aquí y allá.

8.‘Brainfood: Can We Imagine The Next 60 Years?’, conferencia ofrecida por Chris Luebkeman, director de Predicciones Globales e Innovación del Grupo ARUP, en la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Asutralia.
Un mundo futuro basado en la cibernética

En el mundo de egos tecnológicos o ‘burbuja egoísta’, el sistema ha adoptado estrategias de retroalimentación positiva, lo cual le conduce hacia el colapso sistémico. Sus indicios los detectamos en las crisis medioambientales y la extinción de las especies por el daño irreversible de sus ecosistemas, la escasez de recursos energéticos, la pobreza estructural en países ricos en materias primas, el colapso de los mercados financieros basados en un crecimiento onanista y abstracto, las burbujas inmobiliarias…

En los supuestos de ‘criminalización del carbono’ y ‘vórtex de desesperación’, encontramos el concepto de entropía. Por lo general, hay muchos más estados de desorden, o sea entrópicos, que de orden. La segunda Ley de la Termodinámica dice que en un sistema cerrado la entropía aumentará; un sistema que no tiene en cuenta algunas de sus variables vitales, se desequilibrará, puede que hasta la muerte o el colapso. Ejemplos de estas tendencias se suceden en el mundo político contemporáneo, especialmente en la manifiesta debilidad de los gobiernos ante un mundo fluido y de economías virtuales que emite altas tasas de CO2 y el paradójico poder omnipresente e incontestable de gobiernos y entidades supranacionales que se alejan de la práctica democrática por su propia esencia autista y devastadora.

Podríamos denominar ‘un mundo de futuro basado en la cibernética’ al mundo ideal de la ‘era ecológica’. Cada variable del sistema es importante en el proceso y el objetivo es mantener el equilibrio del sistema. Un equilibrio para el PH, sin el cual no es posible la vida y también para el HDI, sin el cual no es posible la buena vida. Pensar en la biología como un todo es una idea crucial para entender el futuro; es decir, sumar, multiplicar… Adrian Paterson, presidente de la Organización Autraliana para la Tecnología y la Ciencia Nuclear, propone que prescindamos de la idea de ‘especies’ poque considera que quizá sea un concepto que hemos inventado pero que no existe como tal desde el punto de visto sistémico. El sistema es capaz de autorregularse para mantener sus ideales más o menos constantes, sin extremismos ni entropía. Se trata de aplicar la retroalimentación negativa, de corregir errores, de adaptarse a los contextos nuevos con rapidez y eficacia. Se trata de encontrar nuevas preguntas para las respuestas más acuciantes y se trata de considerar la realidad como un todo indivisible, como un ente que necesita termostatos. Los gobiernos no serían ni fuertes ni débiles, serían eficientes y democráticos y estarían dedicados a conseguir ese soñado equilibrio entre HDI y PH. Sea organismo o mecanismo, la realidad podrá metabolizar así su propia energía.

La posibilidad de un árbol

Pero también en la cibernética encontramos la puerta abierta que nos ofrece el futuro, como siempre impredecible y lleno de sorpresas. ‘Todo mecanismo genera improbabilidades’ Lo dijo Ross Ashby, pionero en la cibernética y la teoría de sistemas y creador del Homeostato.9

Los sistemas adaptativos complejos (SAC) tienen una gran variedad de componentes interactivos, llamados agentes, que se adaptan (o aprenden) mutuamente, a medida que interactúan. Despliegan una amplia gama de efectos no aditivos (no lineales): auto-organización, caos, atractores fractales, accidentes congelados, puntos de palanca y similares. Las acciones de los componentes no pueden sumarse para obtener una tendencia general y la predicción se ve arrastrada por el azar. Fue también Norbert Wiener quien dijo que ‘toda predicción es una operación sobre el pasado’; la predicción nace de la imaginación que navega mundos posibles, de una simulación sobre el futuro conjugada en pretérito. Nuestro cerebro dedica la mayor parte de sus recursos a pensar en el momento presente. En realidad, lo que necesita es establecer una diferencia y un contraste entre el aquí y ahora, el pasado y el futuro. Es una cuestión de supervivencia: aquí y ahora me está atacando un búfalo pero sé por experiencia o información que no puede trepar a los árboles, así que encuentro un árbol y trepo y sobrevivo. Pero, ¿qué pasa si no encuentro ninguno? Pues pasa que… ¡no hay rendición posible!

El ser humano no es sólo un observador del proceso, sino que forma parte de él. Es un elemento endosistémico. Además, es capaz de manipularlo y jugar a los dados con sus variables y sus agentes, a pesar de la precisa y sofisticada cibernética.10 Por ejemplo, ante la proyección abstracta de la situación del búfalo, por muy poco probable que fuera, sería capaz de inventarse un artilugio que le permitiera ¡llevar un árbol portátil en el bolsillo…!

 

9.www.rossashby.info
10.Albert Einstein quiso refutar las teorías probabilísticas de la mecánica cuántica cuando dijo su célebre frase de que ‘Dios no juega a los dados’…

Ivory W es escritora de ciencia-ficción. Ha publicado el libro de relatos El cazador de albinos (2013), el cuento Cielo (2012) y un experimento de literatura en código abierto titulado Yema (2014).