17/12/2009
Escribir sobre O y I
Por Franz Thalmair
En la tercera Net Meeting Inclusiva en Buenos Aires, en marzo de 2009, Josephine Bosma, escritora y crítica de arte radicada en Ámsterdam, presentó una sinopsis de sus actividades como crítica de net.art durante los últimos 15 años. En su conferencia titulada ‘Diversidad radical: Confluencia del arte y de Internet’, postuló un enfoque marcadamente interdisciplinario a la crítica de net.art, que va más allá de la crítica de arte conceptual puramente literaria.
En la introducción a su charla, Josephine Bosma escribió: «Vemos ahora una quinta generación de artistas que trabajan con redes de ordenadores. De estas cinco generaciones, cuatro trabajaron con Internet y la quinta (la primera) lo hizo con los prolegómenos de la misma. Actualmente las definiciones de net.art no reflejan la pluralidad de enfoques y metodologías que han usado estos artistas y que todavía usan. Se han convertido en obstáculos limitativos que bloquean nuestra perspectiva de este terreno maravillosamente complejo de mestizaje conceptual y material en la práctica artística. El discurso de la corriente principal del arte suele fallar al evaluar el net.art porque lo confunde con el arte web. En la base de esta interpretación errónea subyace una falta de conocimiento de los principios más básicos de los nuevos medios».
Franz: ¿Alguna recomendación de una pieza actual de net.art que merezca la pena navegar?
Josephine: Mis favoritos actualmente son los trabajos recientes de dos grupos de artistas que tuvieron su origen en la escena del net.art en los 90 y de otro recién llegado. Son, en primer lugar, Jodi con GEO GOO, sobre todo la primera versión que presentaron en iMAL, en Bruselas, en otoño de 2008. Ha añadido una forma de performance extraña y atípica a su enfoque ya de por sí único. Otro proyecto que estoy siguiendo con mucho interés es el Misión Eternity de etoy.CORPORATION, que se sitúa en alguna parte entre la locura megalomaníaca y la brillantez. El último es un artista holandés bastante joven, Constant Dulaart; su trabajo abarca desde el arte conceptual ‘tradicional’ e instalaciones, a lo que Marisa Olson llamaría arte ‘pro-surfer’, artistas que usan características de la web 2.0 para hacer arte e intercambiar ideas. Su The Artist Is a Creador Of Beautiful Things (el cual, curiosamente, no está archivado en su web bajo la etiqueta de ‘obras para Internet’) habla con un gran sentido de la autocrítica y del humor. Me interesa saber hacia dónde va a ir desde aquí.
Franz: Escribes sobre net.art desde el principio de los tiempos, en distintos formatos como documentales de radio, entrevistas y ensayos. ¿Qué cambios han ocurrido en la crítica de net.art en los últimos 15 años?
Josephine: Me encanta que consideres mis documentales de radio como escritura. Grabar es, por supuesto, una forma de escribir, de inscripción. Hemos desarrollado nuevas formas de compartir conocimiento y no todo el mundo les da el reconocimiento que merecen. El cambio más importante en el discurso sobre el net.art está directamente relacionado con esto. Siempre existió el temor a que el net.art se volviera tan institucionalizado que muriese como práctica artística vital. Pero esto no ocurrió, incluso aunque el campo se ha extendido hacia grandes instituciones del arte como la Tate o el Guggenheim. Lo que se subestimó a mediados de los 90 fue, sin embargo, la manera en que la academia asimilaría el net.art. El sistema académico está principalmente hecho en papel. No reconoce ninguna publicación digital como fuente.
Las discusiones y publicaciones online fueron las formas más importantes de discurso alrededor del net.art durante mucho tiempo. Incluso aunque se han publicado muchos buenos libros en este área desde finales de los 90, la mayoría del discurso contemporáneo sobre net.art todavía ocurre online – por supuesto. Es bastante absurdo que sea válida una cita de una revista impresa y que no lo sea la de una revista online. Crea un cisma y distorsiona la disciplina de una manera que es mucho más influyente que lo que hacen las actividades del net.art de las instituciones. Por suerte el equilibrio se restablece a través de la implicación de muchos escritores fronterizos, gente que ha trabajado en publicaciones online y que ahora lo hace para revistas en papel y universidades, o viceversa. He sido testigo de discusiones sobre la validez de las publicaciones digitales durante al menos diez años y estoy expectante ante los cambios que puedan suceder al respecto. Un amigo mío está sutilmente comprometido mediante la protesta de no enviar su tesis doctoral a la universidad en formato papel. Ha ganado premios por la disertación de su tesis, la cual está disponible gratis online, pero técnicamente no ha sido promocionado todavía. Esto no ocurrirá hasta que esa pila de papel aterrice en algún escritorio.
Vivimos una era de contrastes mordaces. Me gustan los experimentos de escritura open source, como la Teoría de los Juegos de McKenzieWark -en el que el proceso de escritura era público y abierto a comentarios inmediatos- o el proyecto Networked-a(networked-book)about(networked-art) de Turbulence.
Franz: En tu conferencia te referías a un ‘punto ciego crítico’ del arte que usa medios no tradicionales el cual es ahogado discursivamente por el rechazo a sus propiedades materiales. ¿Significa esto que el enfoque de la crítica actual en net.art debe estar más centrada en la tecnología?
Josephine: Las propiedades materiales de este arte consisten en algo más que simplemente piezas individuales de tecnología. El net.art es una extensión de la disciplina de las prácticas artísticas interdisciplinarias. Las nuevas tecnologías suponen, sin embargo, el mayor reto en esta malla de propiedades materiales y para evitar afrontarlo veo a algunos críticos optar por un simple abandono de su rol en el trabajo. Ya en 1962 Susan Sontag criticó la separación de forma y contenido en el arte. Para comprender y describir estas obras, no puedes evitar mirarlas en su totalidad y puede ser difícil con la tecnología porque ,siendo parte misma del trabajo, comprenderlo realmente o trabajar, es más complicado. Este asunto tiene, por supuesto, muchos aspectos diferentes de los cuales algunos son consecuencias absolutamente lógicas de la complejidad y la ‘novedad’ de la tecnología requerida, aunque tales aspectos son relativamente fáciles de direccionar.
Está claro que, cuanto más conozca la gente las nuevas tecnologías y su contexto cultural, más capacidad tendrán para ‘leer’ con más profundidad una obra basada en estas tecnologías. Como será cada vez más evidente que el arte en los nuevos medios es radicalmente diverso, los especialistas desarrollarán ciertas áreas en las que sean capaces de describir y contextualizar obras específicas en profundidad, como ya ocurre con el arte en general. De hecho, esto ya está ocurriendo. Vemos el desarrollo de críticos que tienen una visión profunda en software art, que son capaces de juzgar aspectos distintos del código y del software en un contexto artístico. En el otro extremo del espectro de los nuevos medios, alrededor del fenómeno de las pantallas urbanas se está desarrollando investigación y crítica específica. El trabajo que se está haciendo en estas áreas es realmente valioso para la divulgación del arte en los nuevos medios a un contexto de arte más amplio.
Por otra parte he notado una tendencia a negar la especificidad de los nuevos medios y especialmente de los medios digitales en algunos círculos tradicionales del arte, no como una manera de criticar las obras, sino para no tener que tratar con ellas en absoluto. Esta actitud es diferente a la de aquellos críticos que están deseando abrirse a obras que encuentran difíciles de leer pero que simplemente todavía tienen que encontrar su forma de abordarlas. Con los críticos abiertamente hostiles no hay discusión profunda sobre las obras en cuestión, ni el más mínimo intento de precisión. No hay reconocimiento de la ‘digitalfabetización’, ningún deseo de tener algo que ver con la estética y el contexto de estos nuevos materiales. Es una tendencia que me desconcierta y me preocupa. En mi conferencia mencioné la abierta y fiera hostilidad de Bourriard contra el arte de los media en una velada sobre interactividad en Ámsterdam. Se trata de hostilidad sin fundamento, sin la más mínima argumentación, el único argumento es, literalmente, ‘yo no hablo de media art porque no hay buen media art’. La superficialidad de tal enfoque debe ser atendida y para mí es la razón para continuar utilizando terminología específica como net.art o media art para el arte creado con nuevas tecnologías, en lugar de arte a secas. Quiero dar voces contra a la bestia de la ignorancia. (Llamo secretamente a la perspectiva de Bourriard sobre el arte Alta Mediocridad, por cierto).
Franz: ¿Es el lenguaje utilizado en la crítica del net.art el que todavía causa su separación del discurso principal del arte?
Josephine: A pesar del creciente número de escritores que trabajan transversalmente en diferentes contextos, la crítica del net.art se divide en dos áreas: la del mundo del arte tradicional y la de las comunidades online. He hablado ya sobre el mundo del arte tradicional en la respuesta anterior. Cuando se trata de crítica online del net.art nos encontramos con la herencia de ciertas nociones obsoletas sobre el mismo que han tomado vida propia, las cuales pueden ser un estorbo. Una de estas nociones es la idea de que el net.art trata de criticar y reconstruir Internet; la otra es que es anti-institucional.
Hubo y, por supuesto, hay, una gran superposición entre los intereses de los activistas de los media, los hackers y los artistas: todos quieren la mayor libertad posible para explorar y usar el medio. Perseguir la libertad para crear una obra de arte y mantener el control sobre ella (o no) dentro del contexto de Internet es un compromiso muy interesante, y no sólo desde un punto de vista técnico. Sin embargo este reto ha llegado a ser percibido como el asunto central del net.art, para algunos críticos es el único asunto. Su mayor error fue declarar muerto al net.art porque no daba vida a sus proyecciones ideológicas.
La verdad es, de todas maneras, que las prácticas de net.art son increíblemente diversas. En mi charla las consideré como radicalmente diversas. No existe una única forma verdadera de hacer net.art. Internet o los nuevos medios en general se usan de muchas maneras en todo tipo de prácticas artísticas a menudo creando cruces fascinantes y maravillas interdisciplinares. Reducir el net.art a una rutina ideológica o considerar que está basado en el navegador -otra perspectiva extremadamente limitada- oscurece y descuida una enorme variedad de arte de ahí afuera.
Franz: ¿A qué te refieres cuando mencionas que actualmente no sólo las obras de arte sino también el discurso se han hecho profundamente interactivos e inestables?
Josephine: De la misma manera que los periódicos y la televisión han encontrado competencia y complemento a su trabajo en los blogs y en otras plataformas de Internet, también las instituciones del arte y las revistas de arte han sido retadas por toda una variedad de voces críticas y opiniones online. Acostumbrarse a esto lleva su tiempo y no me sorprendería que la división entre lo digital y lo impreso obstaculizara la comprensión de lo que significa esta extensión de los debates críticos fuera de las publicaciones habituales de arte. Algunas revistas e instituciones tradicionales de arte han abierto sus websites a la discusión con la audiencia. Sin embargo, tal y como mostré en mi charla, las websites de instituciones y revistas tradicionales de arte tienden a estar construidas como islas, mientras que las revistas online estarán conectadas a una red mucho más amplia.
Franz: ¿Por qué has recomendado las piezas de net.art al principio de la entrevista?
Josephine: Las obras mencionadas realmente despiertan mi curiosidad. Con Jodi me parece que han empezado a aplicar el mismo enfoque deconstructivo, escrupuloso y casi psicodélico que usan en software e Internet, a una experiencia mucho más amplia de estar en red. Después de incorporar la calle con webcra.sh, se han acercado a ambas dentro y fuera con GEO GOO. Este proyecto conecta la rareza de googlemapear el planeta, con un cuerpo hipersensible aunque despersonalizado. Parece añadir una capa sutilísima de ansiedad, lo que no había visto antes en una obra de Jodi.
Misión Eternity trata con la muerte pero no es horrible o espantoso, para nada. El principio básico detrás de él, la Aplicación Angel, todavía está desarrollándose, pero ya resulta increíblemente sólida como concepto. Tener archivos que se replican y migran por sí mismos es una idea fascinante en el contexto de la herencia personal y cultural. La utilización de contenedores de transporte como un tipo de red estándar también es muy bueno. Los contenedores parece que simbolizan al mismo tiempo el confinamiento del ciberespacio y su ubicuidad. Creo que etoy es uno de los grupos de arte más atrevidos y admiro su resistencia. No es nada fácil conseguir financiación de un proyecto a tan largo plazo como éste, en el que se incluye de todo, desde arte código a instalación y performance.
Constant Dullart está en una categoría totalmente diferente. De alguna manera todavía tiene que probarse a sí mismo, comparado con los otros dos. Muchos de sus trabajos en Internet, y también algunas de sus instalaciones, están hechos con gestos simples. Parecen bocetos, ejercicios de dedos, experimentos aleatorios pero inteligentes. Es fascinante observar lo fácilmente que cambia entre medios y entre roles -comisario, artista, incluso crítico. Combinado con su ojo para el detalle, se convierte en alguien a seguir.
Franz: ¡Gracias!
Franz Thalmair es artista y comisario de arte contemporáneo, así como investigador y crítico de media art y co-fundador del colectivo vienés CONT3XT.NET.